Fernando, es hijo único, y no tenía contacto con el mundo exterior más allá del colegio, la sastrería y el coro. 

 

En el coro Fernando conoce a otro chico un poco más mayor que él, distinto al resto, llamado Mario. Un día beben un poco y se van al nuevo karaoke de la zona, donde pueden cantar canciones más actuales. El padre le prohíbe ir cuando se entera, de igual forma que el padre de su amigo, así que deciden buscar otro sitio más lejos, fuera de la presión retrógrada del barrio. En uno de esos pubs, ven una Drag, con un vestuario ideal, y el protagonista se enamora del vestuario, encuentra su sitio. 

 

Con la muerte de su padre, se queda con el legado de la sastrería Su amigo es ahora el jefe del local de drags, y para ahogar la pena de la muerte de su padre va al pub a beber y brindan “por los maricas del coro”.  En ese momento, vuelve a ver una Drag Queen y  decide que tiene que cambiar.

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10 años después, él ya es una Drag consolidada, siendo este prácticamente el único negocio que da dinero, dado que la sastrería con la llegada de las multinacionales, el capitalismo y la modernidad está en quiebra, ya nadie se hace trajes.